Skip to main content

Vuelvo a la casa de mi infancia. Nada
dice que fue mi casa, caracola
vacía. Yace sola,
entre nieblas de arena, anubarrada.

Lóbrega la farola
se hundió en la cresta de una marejada;
flota sin rumbo, va destartalada,
mustio navío que volcó la ola.

Son en su mundo incierto
mi casa y sus fantasmas más lejanos
ánimas forasteras en el puerto.

Los recuerdos son vanos,
me dice el mar que ya todo está muerto
y siento un frío helado entre las manos.