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Viene tan callando
la malhumorada,
no se sabe cuándo.

Verle, cuando venga,
la mano luxada
y la pata renga.

Osa darse maña
de que nadie vea
la ósea guadaña
de su cara fea.

Sórdida y callada
magra y desdentada
hurga y olfatea
la desnarigada.

Ilustre huesera
(qué sola la espera),
su risa mentida,
entre ceja y ceja,
la tengo metida.

Viene tan callando,
suelta la crispeja,
no se sabe cuándo.

Oh vieja pelleja
que todo lo invernas,
vienes acezando,
torcidas las piernas,
cansina y cojeando.

Te estoy esperando.