¿Y si a los taitontos años de mi edad
los resultados del examen clínico resultaran
preocupantes?
No se cohíba, doctor, en decírmelo
aun si fueran mortales.
Que si hay necesidad de cambiar de filtro
a los riñones… (en buena hora);
que si el colesterol vuela alto… (aterrizaremos
juntos);
que si el corazón se fatiga… (el precio de tanto
amor);
que si el hígado está chiflado… (que le vamos
a hacer);
que si existe amenaza de embotellamiento en
las arterias (sería una catástrofe);
que si el azúcar… (y uno es tan dulce hasta en
las amarguras);
que si una sombra en los pulmones… (está
todo tan contaminado);
que si el páncreas… (no olvidar que el
páncreas mató a mi madre);
que si la osteoporosis…
que si la próstata…
Dígame doctor, los resultados
aunque los días que me aguardaran
no fueran numerosos.
Comprenda que todo tiene su fin de fiesta
y uno debe dejar sus papeles en orden,
reunir y dar los últimos toques
a unos versos a mediohacer, desaliñados,
empaquetar sus chibas
irse lejos, muy lejos
con su música a otra parte.
A Hernán Carrión